
Cómo no, del enorme e incomparable; del dueño de todos los adjetivos que siempre se le quedarán cortos, de Bob Dylan.
Una canción de la que se ha hablado mucho y se escribe aún más, sobre la cual la mayoría de los aficionados y expertos dice ser un conato de rechazo a la canción protesta por los derroteros que ésta había tomado: una suerte de sin sentido lineal y del que todo el mundo se podía estar aprovechando mientras atrás iba quedando la auténtica génesis de aquel concepto musical.
En cualquier caso, se trata de una pieza acústica -esto no era difícil- a la que muy pocos pueden acercarse para hacerle la más mínima sombra. Por su belleza, por su sencillez, y por la concisión tanto en la música como en las estrofas que canta. Evocadora de una nostalgia tan lejana como el mismo tiempo, y orbitando alrededor de un profundo y cansado sentimiento de melancolía, este tema lo es sencillamente todo. Sería difícil encontrar a alguien que incluso haya gozado del éxito musical más rotundo, que negara añorar haber querido componer con sus dedos esta canción. No es casualidad que tantos y tan diferentes artistas, conocidos o no, si es que eso importa mucho, hayan querido proponer su visión de la canción.
Así, deseo que si alguien lee este blog, quede prendado de ella para siempre.
Bob Dylan:
The Byrds:
The Hollies:
The Ramones: