I want to be the bluebird. Singing, singing to the roses in the yard

lunes, 29 de noviembre de 2010

Algunos conciertos: Teenage Fanclub

No pude ir a este concierto, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid; me quedé sin entradas. Aún así, aprovechando su paso por España quería hacer una mención especial a este grupo escocés que, al menos por lo que yo he conocido, ha influenciado tanto a muchas personas de mi generación, anteriores, y posteriores.

Hermanos gemelos en lo que a estilo y calidad se refiere de los clásicos Big Star, son para muchos los Byrds actuales. Norman Blake y los suyos representan, además, a ese tipo de músico que tanto se agradece que siga girando en los tiempos actuales: gente que llegó a un cota de éxito bastante alta y que, cuando la burbuja mediática de la que gozaban se desinfló, ellos no lo hiciero a su lado. Siguen haciendo lo que aman y sacando discos más que dignos. Es evidente que cuando uno se hace mayor ya no habla de las mismas cosas ni escribe con la energía de antes, pero Teenage Fabclub demuestran que la pasión sí puede quedar intacta con el paso de los años. Puede que estén pasados de moda, que ya no se hable de ellos, y que los más "in" del mundo musical los pisoteen en conversaciones o, qué demonios, ni los conozcan. Pero a todos ellos, después de escuchar un disco como -por ejemplo- "Grand Prix", les sería imposible argumentar que Teenage no son tremendamente buenos.

Se sigue notando en cada canción cuánto trabajo hay detrás de las grabaciones de los escoceses. Un grupo que, joder, ¡se toma en serio las voces! Esto está tan pasado de moda... Actualmente la voz vale cero. Se graba la pista principal y, si acaso, cuatro coros cutres. Ellos, en cambio, entienden la melodía vocal y sus coros como la columna vertebral de la canción. Y vaya que si se nota. Admito que cada uno tiene sus preferencias, y que si yo digo que adoro a estos tíos porque piensan en la canción y no en lucirse, estoy tan sólo opinando. Si digo que me quedo con los cuatro minutos en lugar de con el sólo de guitarra, el momento ese tan guapo de batería, o lo que sea que destaque, sé que estoy opinando. Pero, aún así, me resultaría difícil creer que alguine no se enamorase de gente que se toma tan en serio su trabajo y que se expone durante tantos años sin parar sobre los escenarios.

Fueron jóvenes, fueron adultos, y ahora son ya algo más que eso. Pero, sobre todo, son músicos. Y probablemente, si decimos que se lo llevarán a la tumba, lo cumplan más que nadie.

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