I want to be the bluebird. Singing, singing to the roses in the yard

jueves, 11 de noviembre de 2010

Algunos conciertos: Black Rebel Motorcycle Club


A las nueve de la noche en punto Peter Hayes, Robert Levon Been y Leah Shapiro, salían al escenario de la Riviera para empezar con su recital.

Los de San Francisco paraban en Madrid para presentar su último trabajo, "Beat the devil's tattoo", el cual ha recibido críticas muy favorables. Los temas de este último trabajo que mejor recibió el público fueron -cómo no- "Beat the devil's tattoo", "Conscience killer", "Mama taught me better", o "Aya" entre otros. Por cierto, que es un espectáculo ver a Robert con el bajo en esa última, tocando las notas de los versos tensando y destensando la cuarta cuerda de su bajo de semicaja.

Por descontado, las canciones que han hecho grande a este grupo en el pasado golpearon la mente de los espectadores con contundencia, motivando una reacción de júbilo y entrega genarlizada. No era para menos: "Ain't no easy way", "Weapon of choice", o "Whatever happened to my rock and roll" llevaron a los allí presentes éxtasis.

La ultra saturada guitarra de Peter, el bajo hermético de Levon Been, y la potente batería de Leah (quien se unió a la banda allá por 2008), apenas dejaban tiempo para pensar. El trío inyectó en la atmósfera de la Riviera su sonido oscuro, feroz, y con enormes cargas melancólicas, sin mediar mucha conversación con el público más allá de agradecimientos. Concentrados en su música, le limitaron a tocar y a hacer suyo aquel espacio. Lo cierto es que uno agradece de vez en cuando esta clase de comportamientos en el escenario, acostumbrado ya a los showman que parecen ser imprescindibles para cualquier grupo que tenga alguna pretensión.

También hubo un rato para los BRMC acústicos, cuando Robert interpretó sólo con su guitarra "Mercy" (precioso momento) y Peter hizo lo propio con un tema country (desconozco por le momento qué tema es). Esos minutos fueron agridulces: por un lado ver a los músicos tocando en acústico, casi a oscuras, haciéndose uno con el origen de la canción ("Mercy", por ejemplo, tiene más arreglos que una sóla guitarra acústica), su auténtica esencia, no tiene precio. Por el otro, la falta de educación de gran parte del público dio verdadera vergüenza ajena: no respetaron el silecio y la magia de los momentos del set acústico (joder, si quieres hablar del Barça - Madrid espera un rato, imbécil), y, sobre todo, a algún gilipollas poco querido en casa no se le ocurrió otra cosa que abuchear a Peter Hayes cuando tocaba en solitario. Alguien debió decirle que la entrega de premios de la MTV con Hanna Montanna (no sé si escribe así y, la verdad, no me importa mucho) era en otro sitio. Para matarlo.

Con todo, un concierto espectcular por la energía y pasión que los Black Rebel volcaron de manera progresiva sobre el escenario. El final, glorioso:

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