I want to be the bluebird. Singing, singing to the roses in the yard

viernes, 10 de diciembre de 2010

Para escuchar en REPEAT: Rockin' in the free world (Neil Young)


Concebida inicialmente como una durísima crítica a la administración del gobierno de George H. W. Bush, y mirada introspectiva hacia los Estados Unidos y sus problemas sociales allá por el final de la década de los ochenta, "Rockin' in the free world" ha traspasado cualquier frontera musical hasta convertirse en un himno de la libertad, una lanza rota en defensa de los derechos del hombre a base de los hachazos que asesta a su guitarra el rock and roll hecho persona: Neil Young.

Esta canción, gracias a quien sea, ya ni siquiera le pertenece a la época en la que fue escrita ni a aquellos de quienes fundamentalmente hablaba. Su brutal intensidad musical, la crudeza de unos versos escritos con el corazón en un puño, y el torrente eléctrico que envuelve la producción de sus casi cinco minutos, se han apoderado día tras día de cientos de miles de significados y momentos de la historia que, al menos yo, he conocido. Y así como uno que escribe, otros tantos incontables de generaciones anteriores además de, no me cabe duda, los que pertenezcan a las que están por llegar.

Neil Young ha contribuído al establecimiento de esta canción como un himno no sólo por haberla escrito, sino por forjar, además, una auténtica leyenda alrededor de sus acordes en tantas interpretaciones épicas en directo, lugar -el escenario- sobre el que Young sí que se convierte incontestablemente en un ser superior. Y cuando digo épicas, me refiero a ÉPICAS. A todo cuanto la imaginación de uno esté dispuesta a aceptar en el saco de palabras que definan a ese término. Y, más allá, también.

Os pongo los enlaces de la versión de estudio y algunas más.

Enérgica, deprimente, esperanzadora, áspera. No es sólo una canción; es un manual para la vida.

Le versión de estudio:



Acústica incluída en el disco "Freedom":



Interpretación junto a Bruce Springsteen en 2004. Una genial muestra de cómo Neil se merienda todo cuanto encuentra a su paso sobre el escenario. Guitarras como catedrales:



Y con Pearl Jam:

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