I want to be the bluebird. Singing, singing to the roses in the yard

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Versionar no es cambiar la voz: Wonderwall

Esta versión que Ryan Adams tiene sobre seguramente la banda sonora oficial de los noventa no es ningua pieza oculta, ninguna novedad o joya escondida. La verdad es que sé incluso de alguno que ha conocido este tema por la versión antes que por la grabación original.

Ryan Adams y Noel Gallagher son buenos amigos (además, el primero ha teloneado a Oasis por EEUU en alguna ocasión y compartido escenario), y no es ésta la única vez que Ryan ha tocado una canción de Noel (pero sí grabarla). La idea original del grupo de Manchester (aunque en realidad ahí sólo funcionaba la cabeza de Noel) es una pieza melódicamente perfecta y con mucha frescura, diríamos que casi es pop en estado puro y duro de lo rápido y fácil que entra. Se mire por donde se mire, en cualquier caso, una obra maestra que ha dejado huella literalmente en las generaciones que crecieron musicalmente en esa década, y que hoy en día sigue enamorando a muchos aficionados a la música.

La versión de Ryan Adams es tan buena porque ha sido capaz de hacer que la canción suene totalmente diferente sin que, por ello, pierda uno sólo de los matices que hacen de ella lo que venimos diciendo: un himno.

El de Carolina del Norte le da la vuelta a la idea original y trabaja para ella desde una visión más íntima y pausada. Cambia el tempo, se elimina la batería, el bajo sólo entra a mitad de canción, y la melodía vocal introduce matices nuevos desde el primer verso.

Pienso que, guste o no guste la canción, la versión es de lo mejor que he escuchado jamás. Una clase maestra sobre cómo ver algo ya escrito desde una óptica completamente distinta sin quitarle ni un mínimo de calidad ni redundar en la obra original.



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